martes, 19 de julio de 2016

Un retorno al grupo de estudio:

Un retorno al grupo de estudio:
una modalidad de transmisión, formación y apertura a la originalidad en psicoanálisis.

Por Julián Ferreyra
           
            Desde Hacer-Clínica, un MultiEspacio dedicado al psicoanálisis y la salud mental, hemos comenzado desde hace un tiempo a formalizar distintos grupos de estudio para la formación de estudiantes, practicantes y analistas. Una modalidad a veces degradada por su horizontalidad, su relación crítica con lo establecido y por el deseo de una producción singular y eventualmente original: elementos que, por el contrario, encontramos como profundamente interesantes


La idea o dispositivo de grupo de estudio implica un trabajo diferente a lo universitario. No se trata de la transmisión propia de una clase, de un seminario o curso. Que sea un grupo permite que el mismo pueda tener vida propia, yendo y deambulando desde determinados problemas, sin la fijeza de un programa pero a su vez sirviéndonos de la teoría y sus autores. La invitación es a poder producir un saber clínico grupal original, del cual cada participante pueda servirse para su quehacer cotidiano.

Entre otras cosas, un grupo de estudio permite que advenga lo contingente, la discusión, la problematización y por qué no también la polémica, elementos que muchas veces se encuentran elididos en los dispositivos clásicos de transmisión, en donde priman el interés por la acreditación, el principio de autoridad y la producción del saber como mera cosa, sin acercarse a algo parecido a una verdad.
            
La única condición que planteamos es tener ganas de pararse desde una pregunta clínica singular que haya comenzado a surgir a raíz de alguna experiencia recorrida, en curso o próxima (ya sea en la práctica analítica propiamente dicha o en otras modalidades de intervención tales como acompañamientos terapéuticos, integraciones escolares, entre otras).
            Observamos la proliferación y la oferta de dispositivos tales como seminarios, carreras de especialización, cursos y diversos posgrados, los cuales son espacios muchas veces interesantes, a veces necesarios; pero resulta dificultoso para el estudiante o practicante del psicoanálisis dar con espacios que se relacionen con el saber de un modo no universitario, aludiendo con esto último al planteo discursivo de Lacan, o incluso a la propuesta freudiana de sostener al oficio del psicoanálisis como un imposible. Así, sucede que se ubica a quien busca aprender, conocer, saber o formarse como “alumno”, degradado por su “inexperiencia” y rubricado negativamente como el que “no sabe” (posición casual y paradójicamente indispensable para el ejercicio de nuestro oficio); y a quien transmite como equiparado al sujeto al que se le supone un saber, como Otro portante de todas las respuestas. Esta asignación de lugares tiende las más de las veces a que la discusión se achate, que se repitan consignas o hasta frases hechas, que se redoble la endogamia y la cerrazón disciplinar y, lo que es peor,  que no se produzca originalidad alguna. Es decir, dispositivos que se valen de la impotencia como posición subjetiva para sostenerse.

            

En una época donde las lógicas mercantiles y la tendencia a la súper especialización priman -incluso al interior del campo psicoanalítico- retornar a esta modalidad de grupo de estudio nos resulta una apuesta clásicamente original en tiempos (pos)modernos.

Que sea un grupo, aunque sea redundante, es una apuesta a retornar algo del orden de lo grupal, de lo común.. Que el analista trabaje solo no significa que no pueda darse espacios de soledad-común para pensar, problematizar y formalizar su intervención, ejercicio necesario en la clínica psicoanalítica. Así, “Hacer-Clínica” como un espacio para la formalización del acto cotidiano de quien se nombra como clínico.
Planteamos justamente un retorno a la modalidad de grupo de estudio por el hecho de no estar inventando nada nuevo: en nuestro país y en nuestro campo, los grupos surgieron como una respuesta diversa y a veces contra hegemónica a los centros tradicionales de formación. El agrupamiento resultaba necesario para hacerse de un saber y de una práctica más allá de la moral y las resistencias institucionales al carácter subversivo que nuestro discurso detenta. Elemento siempre en reserva, que implica necesariamente una decisión de hacerlo advenir; dicho de otro modo, el psicoanálisis resulta contra hegemónico, avanza en sus discusiones y subvierte al sujeto no-sin cierto esfuerzo.
            Así, el horizonte general es acercar modos de relacionarse con el saber -de los autores, de los textos canónicos, como también de autores, textos y colegas próximos y contemporáneos- que permitan la construcción de preguntas singulares, posibilitando la creación de cierto estilo.
           
 El MultiEspacio Hacer-Clínica se encuentra en el barrio de Villa Crespo, CABA. Además de los mencionados grupos de estudio se desarrollan otras actividades y dispositivos de transmisión (espacios de lectura, discusión clínica y seminarios específicos); como así también asistencia clínica, supervisiones y encuentros de discusión desde el psicoanálisis con otras disciplinas, saberes y artes. Esto último nos resulta sumamente interesante en tanto la posibilidad de quebrar un poco la cerrazón y endogamia arriba aludidas en nuestro campo.
           
Para conocer sobre nuestras actividades y propuestas, se puede consultar la página Facebook: (www.facebook.com/hacerclinica.psicoanalisis) o enviar un mail a hacerclinica.psicoanalisis@gmail.com



Coordinadores: Lic. Julián Ferreyra y Lic. Sofía Rutenberg




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